Wednesday, 6 July 2011

Kano y Los Buldogs



This Uruguayan quartet started out in 1964 as Los Epsilon. After recording a single for the Clave label, they relocated to Buenos Aires in Argentina. There they released various singles and two garage-orientated beat albums sung in English which are now very rare. Before the third album Kano, their singer, forced them to rename themselves as Kano Y Los Bulldogs. Their eponymous album featured the hit Sobre Un Vidrio Mojado. They returned to Uruguay prior to their final album, which was only released in that country. This largely featured mainstream pop/rock.
They released several singles, mostly in picture sleeves.
Psychedelic garage from Uruguay. Highly Recommended.

LOS BULLDOGS: Nengo (guitarra líder), Kano (segunda guitarra y voz), Jorge (bajo), Ricardo (batería). Grabaron en 1964 con el nombre de The Epsilons un SP en el sello Clave de Montevideo y luego cambiaron su nombre a Los Bulldogs. Se radicaron en Buenos Aires, donde realizaron varios simples con covers en inglés, como "Black is Black", de Los Bravos, incluido en "Los 16 Hits del Momento", un LP de varios intérpretes de RCA en 1966. Después de grabar dos LP comenzaron a presentarse como Kano y los Bulldogs, obteniendo cierto éxito con "Sobre Un Vidrio Mojado" en 1969. Regresaron a Uruguay, donde editaron para Sondor su último LP ("Carita con Carita") en 1972.







Kano y Los Bulldogs, Argentina.
foto: Revista Pinup 1966

Wednesday, 29 June 2011

Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota (Revista Pelo 2da epoca)

Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota

 "Hay una historia oficial del rock nacional que se ha escrito desde Buenos Aires. Pero en La Plata o en Rosario, ciudades de clase media urbana, estaban pasando a fines de los sesenta cosas importantes" Carlos Solari.


Lo cierto es que el primer contacto musical de importancia entre el Indio y Skay ocurrió en La Plata. El Indio pasó a ocupar un departamento en City Bell. "Era una época en la que escuchábamos mucho a Frank Zappa y leíamos mucho a Gurdieff", recuerda Poli. Una época en que algunos, frente al auge de las guerrillas, enarbolaban ideales pacifistas y no por ello ingenuos o blandos. De aquellas sesiones surgieron los primeros temas, muchos que luego se volverían famosos.
"Los roles no estaban tan claros, éramos como quince allí arriba". Sus esporádicos shows en el teatro Lozano de La Plata eran denominados, lisa y llanamente, "lozanazos".
"Patricio Rey llega a Salta", tituló el periódico local El Intransigente. Se definía allí a la banda como "un grupo de universitarios platenses que hacen música en sus ratos de ocio".
Monona
Actuacion de los Redonditos. foto:
Revista Pelo 2da epoca.

Ahora bien, en los primeros tiempos de los Redonditos, los recitales eran espectáculos visuales donde la puesta en escena era primordial. Había payasos, anunciadores, chicas ligeras de ropas (Monona y María Isabel), anunciadores, una imitadora de Carmen Miranda (Cecilia "Solita") y hasta gallinas sueltas. "De toda esa barra de La Plata que comenzó con esto, hubo algunos más testarudos que otros", ha dicho Poli. "Los cómicos, las chicas, los anunciadores... en fin, todos ellos fueron quedando en el camino, tal vez por mantener a través de los años una producción independiente. Y también porque el público se empezó a poner más inquieto durante los baches en que la banda no tocaba. La gente pedía que esos personajes dejaran la escena para que siguiera el rock'n roll".
También hubo en esos primeros años un incesante desfile de instrumentistas. Como baterista solía estar Migoya. Como guitarrista llegó a pasar por las filas ricoteras Gabriel "Conejo" Jolivet, futuro líder de Dulces 16.










ESPECIAL PARA LA REBELISTA
(por Jorge Senno)

Hace un año y medio atrás para las fiestas del 2000. Yo venía de una zapada en Luján en donde tengo un alumno y tenía que ir a una quinta en Matheu a pasar la Nochebuena con mis viejos. La cuestión es que había sido una velada gratísima de Blues y festejos, y luego me equivoqué al agarrar la ruta de vuelta. Cuando ya había pagado como 5 mangos de peaje y en franca dirección hacia la provincia de La Pampa llegué a la conclusión de que andábamos por cualquier lado.
El tema es que tenía que agarrar una ruta que pasa por Pilar y llega hasta Luján y casualmente es la Ruta provincial 25 pero no la del tema que habla de la Patagonia.
Pilar, territorio de barrios privados, Escobar zona de Countrys también y en el medio un lugar llamado Villa Rosa ultima parada de un ramal que sale de Retiro (algo parecido al Finisterre ricotero) todo mal. Sabía que si me agaraba esa barrera (ya era de noche) iba a terminar como Irma Jusid según Capusoto. Cuando estaba llegando a duras penas a través de una ruta destrozada, pum, cae la barrera. A mi derecha había una banda de unos 20 pibes en la puerta de un mercadito de coreanos golpeando un Fitito a modo de caja de ritmos y cantando a voz de cuello:
El futuro llegó hace rato

todo un palo, ya lo ves
veamoslo un poco con tus ojos
el futuro ya llegó.
El otro día un amigo me decía que el público que sigue a los Redondos no entiende un carajo lo que dicen... Entonces le conté esta anécdota.
Jorge Senno

No voy en trenes
no tengo donde ir
algo me late, y no es mi corazón
como no sentirme así
si ese perro sigue allí
que podría ser peor, eso no me arregla
El futuro llegó hace rato
todo un palo, ya lo ves
llegó como vos no lo esperabas
el futuro ya llegó
Señala el Indio Solari que recién debería hablarse de los definitivos Redonditos de Ricota a partir de su primer afincamiento en Buenos Aires. "A partir de ahí es cuando empieza a pasar algo. Antes éramos más como un grupo de amigos". La radicación en Capital Federal ocurrió alrededor de 1978. Antes el Indio volvió a Valeria, y Poli y Skay fueron al Chaco, a trabajar en la cosecha del poroto. Años nómades, sin duda. Según Solari, "nos hemos mudado infinidad de veces, hemos vivido alternativamente en el campo y en la ciudad, hemos sido tipos de abandonar departamentos enteros, con cosas adentro, que enseguida vienen los amigos y se las llevan, por el gusto de hacer experiencias significativas". De hecho, el desembarco en Buenos Aires fue bastante paulatino. Tras una primera y breve experiencia, entre 1979 y 1980 volvieron a mudarse a la costa atlántica (Skay y Poli en Mar del Plata, el Indio en su Valeria del Mar), en 1981 regresaron por un corto tiempo a La Plata, y recién para 1982 adoptaron la Capital como firme base de operaciones. Hacia 1979 el prestigio del grupo estaba creciendo y comenzaron a aparecer, en pequeñas revistas, las primeras menciones, los primeros comentarios. Fue en febrero de ese año, en la prestigiosa Expreso Imaginario, que el periodista Claudio Kleiman tuvo el privilegio de recoger las únicas declaraciones a la prensa que hiciera hasta hoy el mítico Patricio Rey. Decía allí: "La transferencia de la idea sólo es posible con la participación en el acontecimiento. Lo único útil para comprender es participar. Les aconsejo dejar su vocación periodística en las boleterías para perder la forma humana de la manera más adecuada". Los primeros ensayos del grupo en la ciudad de Buenos Aires tuvieron lugar en una vieja sala ubicada en la esquina de Callao y Rivadavia, pleno barrio de Congreso. Su primer recital porteño, allá por el '78, fue en Centro de Artes y Música (ex Periscopio) de la calle Cerrito al 200. Como de costumbre, el Doce repartió entre la concurrencia redonditos de ricota, aunque ahora bajo el alias del Sultán Mumificante, y también debutó formalmente el Ballet Ricotero, ensamble coreográfico femenino bajo vestuario del Mono Cohen. Los dueños del local vieron el show y sintieron que semejante carnaval era tal vez demasiado para esos años de miedo. Al enterarse Poli de que la segunda función sería suspendida, se parapetó en la puerta del local con un cartelón cruzado por la leyenda "Patricio Rey prohibido". A esta altura, mucho más que una manager, Poli se había convertido en la "ingeniera psíquica" de la banda, en la "hechicera", en la "9 mm", en la "public relations". Cuatro muchachos que editaban como podían una revista subte llamada La Ballena se acercaron solidarios a Poli y acabaron organizando un show reivindicativo en la sala Monserrat. ¿Los jóvenes? Jorge Dorio, Jorge Nacer, Gustavo Noya y Roberto Pettinato. Alrededor de la célula madre del grupo (Skay, el Indio, Poli) seguía orbitando un elenco variable. A veces regresaban los viejos amigos, como Veme, Fenton o el baterista Tzocneh (otro ex Cofradía), a veces la cosa se ponía rockera y tocaban Marcelo Puchi y León "el blusero", a veces subían actores como Robertino Granados o Betty Kauffman (con su parodia de "Cabaret"), y a veces incluso se sumaban invitados fugaces como el mismísimo Horacio Fontova, el guitarrista Pato, el bajista D'Aloisio o el baterista Diego Rodríguez, ex integrante en Francia de la agrupación Miguel Abuelo et Nada. Sala capitalina más frecuentada en esos tardíos años setenta: el teatro Margarita Xirgu de San Telmo. Temas que estrenaban por entonces: "Mejor no hablar de ciertas cosas" (después grabado por Sumo), "Quemá el cielo", "Rock del país", "Kriminal mambo", "Para Monona Blues" o "La vaca cubana". Si hubo un año en que los Redondos se establecieron en Buenos Aires, ese fue 1982. Por un lado, el Indio consiguió un trabajo estable en un Hogar de Niños. Por el otro, un pequeño sello independiente administrado por Marcelo Morano y Fernando Basabru les ofreció grabar un demo con vistas a un hipotético elepé. La grabación tuvo lugar en los estudios de la RCA. El disco nunca salió pero el demo ("Mariposa Pontiac", "Superlógico", "Nene, nena", "Pura suerte") sonó con insistencia y buena repercusión en varias radios, sobre todo en la vieja FM Del Plata. Eran los últimos años de la dictadura militar y un nuevo underground estaba despuntando. A su manera, los Redonditos se alinearon en esa escena. En sus shows de entonces, por ejemplo, solían subir como invitados Celeste Carballo, Daniel Melingo o las Bay Biscuits (Viviana Tellas, Fabiana Cantilo, Isabel de Sebastián). También con frecuencia el periodista Enrique Symns trepaba al escenario y lanzaba sus monólogos malditos y febriles. Entre aquellos que rodeaban al "trío que tira del sulky" hacia 1982 cabe mencionar a Alejandro Pensa (batería), al fiel Semilla Bucciarelli (bajo), a un futuro Los Twist como Gonzo Palacios (saxo), a un ex Nito Mestre y los Desconocidos como Rodolfo Gorosito (guitarra), y a su mujer Laura Hutton en coros. Mientras sonaba "Golpe de suerte", "Vamos las bandas", "Cua cua amén" y otros estrenos del momento, la ex compinche de aventuras de Miguel Abuelo, la bailarina y actriz Krisha Bodgan, encabezaba un extraño ballet donde también hacían de las suyas las hermanas Claudia y Marcia Schwartz (pintora). Tras el debut de esta nueva troupe en el teatro Bambalinas, el espectáculo recorrió el pub Zero y la Esquina del Sol. No llenaban estadios los Redonditos, pero su público era de una fidelidad conmovedora. "Ir a misa", en aquel ambiente rockero, quería decir ir a los recitales de Patricio Rey. "Solos y de noche" fue desde siempre uno de los lemas del Indio Solari. Esto quiere decir que al cantante de los Redondos nunca le terminaron de convencer los festivales ni tampoco los recitales a la luz del sol. Una vez, no obstante, Solari hizo una excepción por una noble causa. Se trató del festival Pan Caliente, celebrado para colaborar económicamente con la revista alternativa que dirigía Jorge Pistocchi. Corría 1982 y el festival sirvió doblemente para bienvenir a aquellos músicos que volvían del exilio (Nebbia, Abuelo) como para poner bajo la consideración de un público importante todas esas nuevas propuestas que venían gestándose casi en secreto, especialmente los por entonces ignotos Alejandro Lerner, Celeste Carballo, Los Abuelos de la Nada y los Redonditos de Ricota. Un año después, durante la campaña electoral previa al triunfo de Alfonsín, los Redondos participaron de un concierto colectivo en Parque Lezama, en apoyo a la candidatura a diputado "por los derechos humanos" de Augusto Conte (Democracia Cristiana), aunque esta vez fue Skay quien llevó la voz cantante por aquello del lema del Indio. Y un par de meses más tarde, ya consagrada ganadora la fórmula Alfonsín-Martínez, los Redonditos coparon el teatro Bambalinas. Era la noche del 9 de diciembre, víspera del regreso a la democracia. A pocos metros, en la Plaza de Mayo, Madres, Abuelas y otras organizaciones de derechos humanos preparaban sus pancartas y banderas. Esa noche, en San Telmo, tras los monólogos del Mufercho y de Symns, la bailarina Monona pisó las tablas toda vestida de militar, lentamente empezó a quitarse la ropa y terminó desnuda, enseñando un cuerpo todo pintado de oro.

Rodolfo Mederos Revista Pelo 1977



Rodolfo Mederos ( Revista Pelo 1977)
"Enfrente de casa vivía un polaco que había venido de Misiones y tenía un fuelle. El tipo hacía cimientos y yo le ayudaba, y cada tanto agarraba el bandoneón y me ponía a tocar. (...) Tuve la suerte de que fuera un bandoneón el instrumento por el cual me incliné y no un piano, ya que la condición proletaria de mis padres les hubiera impedido comprarme uno. Mis viejos me vieron muy entusiasmado y me enviaron a estudiar."


Los Redondos
Rodolfo Mederos. foto: Revista Pelo 1977

"Me fui a Córdoba y al tiempo enganché con algunas orquestas típicas. Con la guita que ganaba me las rebuscaba para estudiar: enesa época pensaba ser biólogo. El bandoneón era una cosa fenómena pero no me lo planteaba como vocación, hasta el día en que escuché por radio algo que me cambiaría el panorama. Yo no conocía a Piazzolla y la música me resultaba como chata. Yo tocaba en orquestas muy humildes, humildes musicalmente; orquestas que además de imitar lo de Buenos Aires, eran malas. Un día escuché por la radio "Lo que vendrá", y me mató. A partir de entonces, todo resultó distinto, como si alguien me hubiese hecho plac! y me hubiese dado vuelta todo. De ahí en mas todo fue diferente."
"Con mis escasos conocimientos trataba de descifrar las composiciones de Astor, un poco para investigar el secreto. Fijáte que era como trasladar la biología a la música. (...) Un día sentí el irrefrenable deseo de escribir. Para mi era terrible el hecho de sentarme con el lápiz y el papel y dibujar la música. Hasta ese tiempo yo había hecho arreglos, mejor dicho: modificaba dos o tres compases de algunos tangos, pero ni siquiera sustancialmente. Eso me llenaba de una profunda emoción: llamaba a un pianista amigo y pasábamos las tardes enteras tocando lo que había hecho yo."
"En esa época había dos géneros que pisaban fuerte: el tango y el jazz. Los tipos de jazz se mostraban muy abiertos, se podía hablar muy bien con ellos porque escuchában música; en cambio los tangueros solo hablaban de minas y carreras de burros."
"Piazzolla tocaría en una radio; yo agarré la bicicleta y me dirigí hacia allá. cuando entré a la radio escuché una música que me gustaba mucho, pero estaba tan nervioso que no me daba cuenta de que era un tema mío. En el fonde del recinto vi a Piazzolla al lado del grabador; le estaban haciendo escuchar una cinta de uno de los programas míos. Piazzolla me felicitó y me dió la mano; me resultaba increíble verlo seguir el ritmo de mis composiciones con las manos; las movía como si estuviera amasando. Allí me formuló la invitación para venir a Buenos Aires; yo no pude aceptar su propuesta en esa oportunidad (estaba haciendo el servicio militar)."
"A los cinco años Piazzolla volvió a Córdoba y le pidió a la Dirección de Cultura que me localizara, porque quería tocar conmigo. Cuando me dieron esa noticia largué de nuevo la biología, que en ese momento había retomado, y reconstituí el grupo. Habíamos programado que nosotros tocaríamos tres temas, pero cuando nos estábamos despidiendo y saludando al público, Piazzolla desde el palco nos indicaba que siguiéramos tocando. Así fue que hicimos siete temas. Cuando terminó todo, Piazzolla en al calle, me dijo: dejá la biología para los biólogos; vos sos músico."
"Ante su pedido de establecerme en Buenos aires le hice caso. Había llevado 8000 pesos. y con eso aguanté un mes. Fui a tocar en cantinas y sucedieron mil cosas. Me echaron del hotel porque ya no podía pagar. Tenía que robar pan duro desde una terraza de hotel, ese que usan para rallar, porque no tenía para comer, y para colmo me robaron el bandoneón. Piazzolla me regaló el de él que es el que tengo actualmente."
"Cuando la situación mejoró, armé un conjunto integrado por Alchourrón (guitarra) Schneider (flauta) y Fernando Romano (bajo). (...) poco a poco me mezclé con los músicos de rock: Almendra, Litto Nebbia. Todos los grupos de rock que tenían que grabar me llamaban a mí, como si fuera el único bandoneonista de Buenos Aires."
"Yo estaba podrido. No me dejaba satisfecho pugliese en sí, ni Piazzolla en sí, ni el rock en sí; cada una de esas expresiones, por sí solas poseían carencias. Yo me sentía como el unificador de todas esas cosas. Actualmente siento que a través de todo esto llegué a una síntesis y que es Generación Cero."
Parecería que aquí aparece, nuevamente, el biólogo, el descubridor, el Pasteur de la música. Sin embargo es cierto que todo compositor tiene la imagen de un ideal de perfección, que es el que mejor explica el sonido de el instante físico y emocional en el cual vive.
"Los entendidos de jazz, dicen que hubo jazz hasta una determinada época, y que a partir de ahí ya nadie hacía estrictamente jazz. Con el tango pasa lo mismo. Si a esta música la llamamos tango es por inercia."
Obviamente, rock es el de Chuck Berry, a esta altura del partido "rock" es simplemente un apellido para su descendencia.

Mateo : en los tempranos ‘60 hizo tanto por el futuro de la nueva música de su país


Mateo
Imagínense a un hombre que en los tempranos ‘60 hizo tanto por el futuro de la nueva música de su país como Litto Nebbia y Luis Alberto Spinetta juntos, sólo que casi nadie se dio cuenta a tiempo.

Eduardo Mateo
Foto: del libro  Razones Locas


Mateo sigue siendo el secreto mejor guardado de la música del culo del mundo, el Río de la Plata. Un secreto de músicos uruguayos más que un artista conocido por el público, Mateo redondeó en 25 años de accionar una obra con picos altísimos de calidad, sólo que desperdigada. Su caso parece similar al de Tom Zé, el brasileño que en 1999 se convirtió en el niño mimado de las vanguardias y la prensa especializada estadounidenses, tras haber sido "descubierto" en 1986, de casualidad, casi por error, por David Byrne. Si Byrne hubiese entrado en una disquería de Montevideo en lugar de una de Río, hace 14 años, probablemente sería hoy Mateo el artista de culto internacional, no Zé. Pero no fue así, una constante en la vida de Mateo, al que casi todo lo que le pudo salir mal, le salió mal.
Las imágenes del final de este auténtico genio ignorado y desconocido de la música popular del siglo XX son tan tristes como las que podría filmar un Tim Burton en tren depresivo: vagaba por el centro de Montevideo, fantasmal y en pijama, pidiendo limosna. La mayoría de los que lo reconocían se cruzaban de vereda, para no quedar pegados, o por eso que se llama vergüenza ajena. Los que no, solían recibir discursitos como éste: "Hola, ¿no me conocés? Soy Eduardo Mateo. Seguramente escuchaste más de una vez un tema mío. No te estoy pidiendo limosna. Te pido que me pagues una parte de mis derechos de autor. Es que... nunca me los pagaron". Lo peor de la situación es que por entonces ya ni siquiera sentía culpa o vergüenza por su estado: lo consideraba natural. Cierta vez, luego de haber grabado un tema suyo, "Príncipe azul", en De Ushuauaia a la Quiaca, León Gieco se presentó en Montevideo, cuando Mateo vivía prácticamente de la caridad, en junio de 1982, en plena época de Malvinas. Mateo se las arregló para acceder al argentino y saludarlo, pese a que varias veces había hablado mal de la versión, por unos cambios en la letra que lo ofendieron. En esa charla, Mateo le pidió al argentino dos entradas para el show de la noche. Gieco se las consiguió. Mateo las vendió, a mitad de precio, en la puerta del teatro -en rigor, el Cine Censa- y minutos después se metió en un boliche a tomarse y comerse lagentileza de Gieco. El santafesino lo admiraba desde mucho tiempo antes: de hecho, cuando trabajaba


Eduardo Mateo
Foto: Guilherme de Alencar

 de crítico musical en la revista Pelo, a principios de la década del ‘70, había escrito un buen comentario del disco Mateo solo bien se lame. Pero a Mateo que ese comentario fuese sólo elogioso, y no muy elogioso, le había dado en el centro de las amígdalas. "Mejor me voy" y "Esa tristeza". Se trata de tres recopilaciones, editadas aquí por Acqua Record,
buena parte de lo mejor de su obra jamás llegó al disco, ni fue registrada en formato alguno. Fue tocada en vivo o en ensayos y, simplemente, se perdió. Incluso antes de su muerte. Lo que las grabaciones en cuatro canales atrapan -muchas de ellas fueron arrancadas por la fuerza al músico, o publicadas casi contra su voluntad- parecen, en general, el borrador de una obra por venir. Lo por venir, el porvenir, nunca pareció importarle mucho a ese hombre nacido en 1940, en el seno de una familia de clase media baja de los barrios del sur de Montevideo. Jaime Roos -por lejos, el músico uruguayo más reconocido en la Argentina- parece, por momentos, ser nada más -y nada menos- que el hombre que pasó en limpio los borradores garabateados por Mateo. Empezando por su voz y por la forma de impostarla.
uno de los grandes propulsores del reconocimiento que hoy existe por Mateo en Uruguay fue el músico y periodista brasileño Guilherme de Alencar Pinto, autor del exhaustivo libro de investigación Razones locas y colaborador de Roos en las ediciones que ahora se consiguen en la Argentina. El brasileño, que tuvo una relación con Mateo a la vez admirativa y tensa -el trato con él era cuanto menos complicado- cuenta que cuando empezó a vivir en Montevideo le daba impresión que se le diese tan poca pelota a su talento. Era como si Mateo fuera parte del inventario de la ciudad por la que vagaba, intentando en vano ganarse la vida con su música, y la gente se había acostumbrado a eso, a que si el hombre había desperdiciado su vida, por algo sería, y no era un problema de ellos. De una palabra inventada por Mateo, al que el idioma le quedó chico según fueron pasando los años, la "contumancia", surgió el nombre de una revista argentina de música,
"En los setenta, Mateo fumaba porro como un loco y parecía que siempre andaba en una nube. Le chupaba un huevo ser Artista. Estaba convencido de que no debía transar con nada ni nadie, y que si el precio era cagarse de hambre, se iba a cagar de hambre. Y así fue".

Revista Pelo 1972. Foto del disco
 "Mateo solo bien se lame"

"Y hoy te vi" parece el borrador de "Un vestido y un amor", uno de los temas más afortunados y bendecidos de la historia de Fito Páez: "Y hoy te vi/ mirando rosas hoy te vi/ tú nunca dices qué hay en ti/ y hoy te vi", dice la letra de Mateo, en el estribillo. "A Mateo -cuenta Fito- me lo introdujo hace años Osvaldo Fattoruso, para el que es Dios. Vos le hablás de Mateo y él hace reverencias, de verdad. Para mí, Mateo es como una mezcla muy a la uruguaya de Zitarrosa con Tanguito, un tipo muy lastimado y muy genial. No recuerdo haber escuchado ‘Y hoy te vi’ antes de componer ‘Un vestido y un amor’, pero si en algo se le parece, me parece muy potente, bárbaro. Metafísica artística rioplatense, tal vez." Esa canción de Mateo tuvo su pequeña historia en la Argentina, hace ya mucho tiempo. Horacio Molina, que pensaba grabarla, se la enseñó a Sandra Mihanovich, a quien le daba clases de guitarra, allá por 1975. Sandra, para disgusto de Molina, la grabó para la banda de sonido del film Sola, de Raúl de la Torre, con Graciela Borges. Esto originó en 1976 una negociación con Mateo para que cediera los derechos legales del tema a cambio de un dinero importante. La leyenda que circula por Montevideo cuenta que un empresario argentino que fue a buscarlo lo encontró en una pensión de mala muerte y que Mateo lo atendió de pijama, recién levantado, con una media de mujer en la cabeza, para achatar su pelo. Después, comentó: "Típico empresario argentino, de traje, apurado, lleno de palabras bonitas". Horacio Molina, que era amigo y fan de Mateo (incluso lo tuvo hospedado en su casa varias veces), grabó en Francia cinco de sus temas y nunca sacó de su repertorio "Esa tristeza".
Mateo solía hablar pestes de los porteños, a los que asociaba con una viveza que despreciaba y con una ansiedad que chocaba con su mansedumbre.
Nebbia fue uno de los primeros argentinos en darse cuenta de que Mateo era un creador en serio. "Me volví loco cuando lo conocí: era increíble el swing y el talento de ese tipo", testimonia Nebbia, que incluso cruzó el charco para tocar en homenaje a Mateo, en un recital organizado un año después de su muerte. Nebbia, por otra parte, grabó Quien te viera, uno de los temas del uruguayo, en su disco debut como solista. Es difícil que guste a primera impresión: su obra es un conjunto de piedras en bruto, en que se adivinan las piedras preciosas que las habitan.Dos LP:
Mateo solo bien se lame
, aparecido en 1972, y De cuerpo y alma, en 1984.
Ya era considerado por entonces un prócer musical en Uruguay, sobre todo por El Kinto, pero no tenía disco propio. A esa altura, el medio ya tenía claro su carácter de divagante perenne, de diletante a la violeta, la inexistencia de un proyecto personal a largo plazo. Sin embargo, el técnico de grabación Carlos Piriz, uno de sus fans acérrimos y un socio, Coyo Abuchalja, casi que lo obligaron a empezar a grabar en Buenos Aires en 1971 lo que sería Mateo solo bien se lame. Tras pagarle al músico y a su novia Nancy pasajes y estadía, los flamantes dueños del sello musical De la Planta empezaron a comprobar que el intento de registrar las canciones en una semana era utópico: los tiempos de Mateo eran imposibles. Grababa un día un tema, que parecía recordar de casualidad, leyendo un cuaderno, y al día siguiente lo borraba. Invitaba músicos argentinos o radicados en la Argentina -entre otros, Horacio Molina, Pocho Lapouble, Jorge López Ruiz, Galo García, Oscar Cardozo Ocampo- y no los hacía tocar, los tenía de claque. Algunos tal vez estaban cuidando los instrumentos que podían haberle prestado, atentos a los datos que decían que Mateo hacía con toda naturalidad aquello que la leyenda cuenta que hizo Pappo con la guitarra que Spinetta le había prestado, más o menos por la misma época de estados alterados. Otros días, corriendo con las horas pagas de estudio, llegaba hasta ION sólo para decir que no estaba inspirado, y que volvía al día siguiente, o directamente no aparecía. Uno de los problemas de Mateo en Buenos Aires era claro: fuera del circuito montevideano, que conocía al dedillo, no conseguía marihuana ni anfetaminas. Debía arreglárselas con pastillas para adelgazar. Estuvieron dos meses en ese ir y venir, en esa apuesta de dos convencidos de su grandeza a registrarle un disco como arrancándoselo. Hasta que un día Mateo hizo la típica "voy a la esquina a comprar fasos" y se volvió a Montevideo, cerca de Navidad. El disco terminó siendo, lógico, el borrador de lo que podría haber sido: Piriz estuvo un año pegando partes de temas, cortando otras, armando conceptualmente los trozos dispersos, bordando un rompecabezas a partir de las pistas dejadas por el autor. "En esa época -cuenta Molina-, Mateo fumaba porro como un loco, y parecía que siempre andaba en una nube. Estábamos en casa y de repente me decía: Vení, loco, acompañáme que tengo una actuación. Y entonces partíamos y llegábamos a un boliche, por ejemplo, de Almagro, y el tipo tocaba unas cosas dificilísimas para tres borrachos uruguayos que lo conocían y dos argentinos que lo miraban como sapo de otro pozo, y él estaba chocho. No tenía esa cosa de Soy Artista. Le chupaba un huevo ser Artista. Estaba convencido de que no debía transar con nada ni nadie, y que si el precio era cagarse de hambre, se iba a cagar de hambre. Y así fue."
Carlos Polimeni para Página 12

www.pagina12.com.ar

Charly García, el genio del rock en Bolivia

Charly García llegará a La Paz para hacer vibrar el Teatro Al Aire Libre "Jaime Laredo" este 22 de julio, en un show que asegura romper con toda expectativa.

Dando respuesta a la exigencia de un concierto para la cultura rockera innata que existe en La Paz, es que VM-MUSIC hace posible la llegada de Charly García a nuestra ciudad, el mismo que retorna con gran energía y vitalidad a los escenarios musicales, afianzándose como uno de los íconos más representativos del rock en Latinoamérica.

 

Sui Generis 1974. Foto: Revista Pelo

Es y seguirá siendo el número uno, y lo deja demostrado en cada uno de sus shows. Y esta vez no será la excepción, promete una noche en la que recorrerá sus más grandes éxitos y nos hará vivir un momento inolvidable. Éxitos como: Rezo Por Vos, No Voy En Tren, Tu Vicio, Nos Siguen Pegando Abajo, El Rap De Las Hormigas, Pasajera En Trance y muchos hará que el público boliviano se revolucione, baile, cante y aplauda hasta las lágrimas. 

La venta de entradas comienza el 1º de julio en la cadena Todotix del Megacenter, Multicine y Discolandia (El prado).
Los precios de las entradas del 1 al 5 de julio con el 10% de descuento son:

 
  • Lounge Bs. 500 este sector no aplica al descuento (incluye 1 polera y 1 póster)
  • VIP Bs. 315
  • Preferencia Bs. 225 
  • General Bs. 135


El Carpo , 2do Disco 1972

Pappo's Blues - Volumen 2 (1972) [FLAC] [RIPPED FROM VINYL 16 BITS]



  1. El tren de las 16
  2. Llegará la paz
  3. Insoluble
  4. Tema I / Hay tiempo para elegir
  5. Desconfío de la vida
  6. Solitario Juan (Pobre Juan)
  7. Blues de Santa Fe
  8. Cementerio (Tumba)

El Legendario Eduardo Mateo





El Kinto / parte II

Eduardo Mateo en estudio. foto: Revista Pelo

Cambon: Mateo pensaba que El Kinto podía funcionar mejor si nos juntábamos en fumar algo o tomar algo. Y yo no era de esa idea. Mi teoría era que las personas no tocaban mejor por estar drogadas, sino porque eran grandes músicos. Y bueno, la cosa empezó a dividirse porque Mateo insistió bastante con eso. Inclusive algunas veces llegábamos a hacer algunas sesiones así con marihuana que aparecía, y en realidad resultó como pensábamos: no mejorábamos nada. De a poco, como nosotros no queríamos entrar en eso, él buscaba otras asociaciones. Así de a poco se fue abriendo.
Nancy: Viste esas personas que andan divagando en la calle, perdidas, idas? El se las quedaba mirando, no se, como si fueran dioses. No se que veía en ellos. Tanto es así que a veces me asustaba que él pensara eso. ¿no? El simpre decía "admiro la locura". Y ahbía un personaje que era un señor, un viejito, de barba blanca, pelo blanco, que tocaba la guitarra con una lata de aceite, un palo y unas cuerdas. Y él se quedab horas mirándolo. Y después lo dibujó. En esa epoca se le dió por dibujar. Dibujaba perfecto tambien. Dibujaba en cartulina negra y tinta china blanca, en sombreados.
                                                                    
Mateo nunca adoptó el aspecto jipi. Pero su comporttamiento coincidía en muchos puntos con la onda jipi. Por supuesto, no faltó el amor libre. Mateo buscó que los celos, la posesión y la estabilidad dejaran de contar en lo que a afectos y sexo se refiere. Combatió su propia indole celosa estimulando a Nancy para que apareciera con él vistiendo las mas atrevidas minifaldas. Empezó a andar con decenas de mujeres. No tuvo pruritos en meterse con las novias de sus mejores amigos. Una de sus amantes le bancó durante un tiempo la independencia a Mateo pagandole un alquiler en el rambla Hotel, en Pocitos entre 1969 y 1970. La ortodoxia brillaba por su ausencia y Nancy se fue a vivir con él.
Carlitos Mateo: El estaba siempre en el ambiente de él. El no visitaba ni a los hermanos ni a los padres. El vivía en la de él y se acabó. Cuando se veía en la mala ahí si se arrimaba.
Nancy: Mateo con El Kinto llegó a dominar todo el grupo, tal vez a creerse un poquito un dios musical. Y cada día empezaba a ser un poquito mas agresivo, tal vez. Incluso yo veía que él iba componiendo tristemente, con cierta melancolía, con mucha tristeza, cosa que no tenía antes.
Mateo: Todo estaba hecho con mucho trabajo y ensayo. Hasta ahí todo sonaba bien, pero no había comunicación, que es lo mas importante. La autenticidad de El Kinto fallaba, justamente. No existía la espontaneidad. Además esa falta de comunicación facilitaba la confusión y la duda sobre sí mismo.